| Opinión | Malditos Bañadores

Michael Phelps en el Mundial de Roma 2009

Por Manuel López Conde en Córdoba a 15 de mayo de 2013

Desde que comencé mi etapa como entrenador de natación siempre me llamó la atención la aparición en el mundo de la competición de los bañadores tecnológicos.

Yo fui nadador desde 1988 hasta 2002. Son catorce años, yendo a una piscina con una bendita asiduidad. Defino nadador como ese deportista que acude a entrenamientos, más que esporádicos, y asiste a competiciones territoriales y nacionales. En realidad como “nadador de verdad” estuve hasta 1999. Año en el que comencé mis estudios universitarios y mantuve varias temporadas el nivel mínimo, que me permitiera acudir a campeonatos territoriales. Ya que tristemente en España deporte de competición y universidad son como el agua y el aceite. Pero ese es otro tema.

De todas formas en mi experiencia deportiva fueron muchas competiciones las que viví y sobretodo muchos bañadores los que gaste. Ya fuesen entrenando, donde nos poníamos uno, dos y tres bañadores, muy deteriorados, para producir más peso y resistencia, además de que eso de entrenar con un bañador nuevo estaba mal visto. Cuanto más picado, roto y con nudos…mejor. Y para competir la lycra era tu único acompañante de batalla.

Mark Spitz, años 70

En los años 90, todos los nostálgicos recordamos lo importante que era que el bañador tuviera la menor cantidad de tela posible. Esos bañadores eran de varias tallas más pequeñas y que te embuchabas para que quedaran completamente pegados a la piel y que así cogieran la mejor cantidad de agua posible. La filosofía del bañador se ceñía más al talismán que al material. Luego en mis últimos años entraron los bañadores de “papel”. Estos estaban fabricados con un textil que no pesaba nada y que te quedaba ajustadísimo. Otro tema era que te quedara bien y que todo permaneciera en su sitio, ya que esto era una odisea. Yo personalmente era de los que tenían sus bañadores talismán. Este rojo para las pruebas largas, este de colorines para las pruebas de espalda, este clarito para los estilos…esa era la única preocupación sobre el tema bañadores. Además no me acuerdo exactamente del precio, pero andaban por las 1500 o 3000 pesetas ( 9-20 euros). Era la época del  “turbito” de lycra. Los nostálgicos que ahora somos entrenadores echamos de menos esta época donde lo que prevalecía era el nadador, su talento y su trabajo y no el bañador.

En estos días nos ha acontecido un nuevo episodio negativo que relaciona única y exclusivamente los términos bañador y prohibido. No me gusta esta asociación de términos y mas incluso cuando las aguas ya volvían a estar calmadas, nunca mejor dicho, y ya quedaban muy atrás los malditos bañadores de poliuretano. En los últimos meses se están volviendo a batir records mundiales, que hace unos años renovaron por completo la tabla de records, pero también sembraron mucha duda. Siempre he defendido a los nadadores que los utilizaron. Nadie sabía nada. Nosotros los deportistas y entrenadores somos los últimos en enterarnos de todo. De todas formas aunque los bañadores no nadaban solos, si es verdad que te echaban una mano. He visto a nadadores formidables enfundarse un Jaked de poliuretano y hacer una marca formidable, pero lo que nunca me gusto es que con ese mismo bañador un nadador mediocre hiciera una marca formidable. Esa es la parte que me escamaba.

La FINA metió la pata hasta el corvejón, se le fue de las manos y en dos años (2008-2009) marcas como Blueseventy, Jaked, ARENA vendieron de manera extraordinaria. También vendió Speedo, y recordad que Speedo también utilizo el poliuretano, a parches, pero lo utilizó. Se prohibió el uso de poliuretano, primero se prohibieron los bañadores ARENA, y seguidamente los Jaked y Blueseventy. Y unos meses más tarde los Speedo.

Volvimos al textil. Nunca había utilizado este nombre para definir un bañador. Bañadores hasta las rodillas, sin materiales flotantes y que no sean impermeables.  Mientras tanto se había cambiado el concepto sin darnos cuenta. Pasamos de gastarnos en un bañador 15 euros a pagar 500. Luego sacaron los primeros modelos legales desde 2010. Un paso atrás para muchos y una tranquilidad para otros. En esos años el estrés de los nadadores entorno a los bañadores era mayor que el estrés de realizar el programa de entrenamiento a la perfección. Pero recordad que el concepto había cambiado. Aparecen los bañadores textiles a precios de salida más caros que los que existían antes de la “goma”. Un bañador de chico jammer de una calidad media-buena costaba desde unos 150 euros para arriba. Pero de repente sale Speedo y saca un superbañador (Speedo Super Elite3) con gafas y gorro incluido. Que no se lo compra “ni perri”. Pero en ese mismo momento aparece un bañador de marca ARENA de colores llamativos que hace furor. Se vende como rosquillas. Este cuesta más o menos como el superbañador Speedo (unos 300 euros) y además es de colores llamativos. Puedes comprarlo rosa, verde, azul… ARENA se frota las manos y no le da tiempo a fabricar bañadores debido a la enorme demanda que sufre este producto. Otra vez mas Speedo se queda con la boca abierta y con sus bañadores en las estanterías de las tiendas.

Ahora viene lo bueno. Hace una semana se hace público que la FINA prohíbe el uso del bañador (ARENA CARBON PRO) que el 90% de los nadadores habían comprado en los últimos meses. Eran regalos de reyes, de buenas notas, ahorros de los chavales…y zas! Ya no vale el maldito bañador. La FINA dice que el bañador ARENA carbón PRO es ILEGAL. ¿Y ahora que? ¿otra vez lo mismo?

En estos momentos se me ocurren varias posibilidades.

1.       ARENA se va de listo. Ha fabricado un bañador rozando muy, muy de cerca la legalidad e incluso siendo ilegal, para así copar el mercado y hacerse con la hegemonía y tener “el producto que ayuda a bajar marcas”. Mal asunto, porque volvemos al pasado… y malo también porque han jugado con el dinero de mucha gente. No es serio confiar en una marca que hace bañadores ilegales para hacerse con el dominio del mercado.

2.       Speedo se queda con la cara de tonto. Viendo que otra marca había dado con un producto realmente bueno, y sabiendo que en natacion Speedo manda…Speedo le da un toque a la FINA y esta automáticamente prohíbe  el bañador de la competencia. Prohíbe el Bañador ARENA que hasta abril gozaba del sello que lo acredita como bañador que ha superado las exigentes pruebas de los laboratorios de la FINA.

3.       Que esto es un cachondeo. Que no es serio. Que se cargan el gran espectáculo que es un deporte tan duro y sano como la natación. Una vez más estamos hablando de bañadores en vez de metros o sueños. Ahora todos los nadadores y sus padres están como locos mandando emails de queja a ARENA y solicitando un bañador exprés, porque mi hijo tiene un trofeo la semana que viene y está sin bañador.

Basta ya de pasos adelante y luego hacia atrás. Me gusta que la natación se jacte de ser legal, sana, limpia y exigente. Pero al final estas cosas dan que hablar a esos periodistas que solo nombran nuestro deporte cuando está envuelto en polémica. Nos quitamos prestigio y mermamos el valor de practicar un deporte tan exigente como la natación. Volvamos al “turbito" y demos caña en la piscina. Que el deporte sea algo mensurable, controlable y palpable. Natación sin aditivos, natación de verdad. Y una vez más estamos hablando de los malditos bañadores…